El 31 de enero fuimos con nuestro material a ver a los niños del Aula Hospitalaria de La Virgen de La Arrixaca. Nos encontramos un grupo de niños muy variado, desde pequeñines a preadolescentes.


Algunos estaban un poco apáticos debido a la enfermedad y otros más activos, pero en cuanto empezamos la cosa se animó. A todos les sorprendió que un pájaro se sostuviera apoyándose solo en su pico, y les gusto ser capaces de construir uno ellos mismos. También el jugar con los giroscopios y notar que tienen que hacer algo de fuerza para moverlos, y alucinaron cuando su profesora se puso a dar vueltas en una silla rotatoria simplemente girando una rueda.

Después de los experimentos mecánicos, pasamos a jugar con el vacío. Nos habíamos llevado la bomba de vacío, y la verdad es que es algo que da mucho juego. Como normalmente hay aire por todas partes, no sabemos lo que pasa en el vacío y creemos que las cosas son iguales allí (las películas espaciales tampoco es que ayuden mucho a adquirir una buena cultura científica). Lo primero, el sonido no puede transmitirse en el espacio. Para comprobarlo colocamos un despertador de los de antes, muy escandaloso, de lo que te despiertan si o si. Al hacer el vacío, ya no se escucha pero vemos como sigue golpeando las campanas. Una cosa más que hemos aprendido, necesitamos el aire para que se propaga el sonido y se pueda oír.

A continuación pasamos a estudiar la presión. La presión del aire dentro de un globo es la misma que hay fuera del globo, si no se expandiría o se contraería. ¿Qué pasa si disminuimos la presión exterior? pues que la presión del aire del interior del globo le gana a la exterior, le empuja y se pone más grande. A los niños les entusiasmo que un globo escuchimizado se pusiera grande de repente sin tener que inflarlo. Pero cuando de verdad alucinaron fue cuando metimos un vaso de agua en la bomba de vacío. Bajamos la presión y se puso a hervir, algo que ninguno se esperaba. Y menos aún se esperaban que al tocarla el agua siguiera fría. También hicimos un experimento con una botella de plástico que no vamos a describir para no desvelar demasiado, pero que tiene que ver con cómo entra el suero a la sangre por las vías que llevaban algunos.

Para cambiar de tema, hicimos algunos experimentos con imanes y corriente eléctrica para enseñarles a los niños que es la inducción magnética. No sé si lo conseguimos, pero creo que se quedaron con la idea de que se puede encender una bombilla sin conectarla directamente a una pila, y espero que eso les sirva para recordar que un imán puede producir electricidad. Lo que seguro que no se les olvida es como se frenaba el imán al caer por un tubo de aluminio. Es tan espectacular y sorprendente que creo que permanecerá tiempo en su memoria.

No sé si sabéis que además del aula hospitalaria normal existe otra para oncología infantil, yo lo descubrí ese día. Nos pidieron que si podíamos nos acercáramos a enseñarles también algunos de los experimentos, así que cogí los cacharros más transportables y me fui para allá. Era muy bonita y nueva, con dos niñas y una adolescente esperando a ver que les contaba una persona de la UPCT. Allí desarrollamos una experiencia nueva que me pareció muy interesante. Uno de los profesores tuvo la idea de hacer entre todos un mural en el que recoger lo que les iba enseñando. De ese modo, tenían un documento en el que expresaban los conceptos y experimentos que les estaba mostrando y que podían conservar como recuerdo para el futuro. Como se puede ver en la foto, el mural les quedo muy bien.